Pourquoi tant d’enfants brillants échouent à l’école et comment les identifier à temps
Il est brillant, curieux, vif. À la maison, il pose des questions pertinentes, comprend des concepts complexes, fait preuve d’une imagination débordante. Mais à l’école, c’est une autre histoire. Les notes ne suivent pas, les enseignants parlent de « manque de travail » ou de « problèmes de comportement », et lui, petit à petit, se désengage.
¿Este retrato te habla? No estás solo. Miles de niños viven esta disonancia dolorosa entre lo que son capaces de hacer y lo que la escuela les permite mostrar. Detrás de esta discrepancia a menudo se esconde un trastorno de los aprendizajes o de la atención que nunca ha sido identificado.
Los trastornos DIS (dislexia, disortografía, discalculia, dispraxia) y el TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) afectan a cerca del 10% de los niños. No diagnosticados, constituyen una de las causas más frecuentes del abandono escolar. Sin embargo, con una detección temprana y un acompañamiento adecuado, estos niños pueden florecer plenamente.
Este artículo te propone entender estos trastornos, reconocer sus manifestaciones y descubrir los recursos para ayudar a tu hijo a revelar su pleno potencial.
Comprender los trastornos de los aprendizajes
Los trastornos DIS son trastornos neurodesarrollo de origen neurobiológico. No están relacionados con un déficit intelectual, con una falta de trabajo o con un problema educativo. Resultan de diferencias en el funcionamiento cerebral que afectan la adquisición de ciertas habilidades específicas.
La dislexia: cuando leer se convierte en un desafío
La dislexia es un trastorno específico de la lectura que afecta aproximadamente al 5% de los niños. Se manifiesta por dificultades persistentes para identificar palabras, decodificar sílabas, leer de manera fluida.
Un niño disléxico no es un niño que « no quiere leer ». Es un niño para quien cada palabra representa un esfuerzo considerable, donde sus compañeros leen sin pensarlo. Imagina tener que descifrar un texto en un idioma que conoces mal, mientras mantienes el hilo de la historia y respondes a preguntas de comprensión. Eso es lo que vive diariamente un niño disléxico.
Las manifestaciones típicas incluyen confusiones entre ciertas letras (b/d, p/q), inversiones de sílabas, una lectura lenta y vacilante, dificultades para comprender lo que se ha leído, una fatiga importante durante las tareas de lectura.
La disortografía: la escritura en dificultad
A menudo asociada a la dislexia, la disortografía es un trastorno específico de la ortografía. El niño tiene dificultades para memorizar la ortografía de las palabras, comete errores incoherentes (la misma palabra puede escribirse de manera diferente de una línea a otra), confunde sonidos similares.
Este trastorno hace que la producción escrita sea particularmente laboriosa. El niño debe movilizar tanta energía para la ortografía que le queda poco para el contenido. Sus escritos no reflejan la riqueza de su pensamiento.
La discalculia: los números que resisten
La discalculia es un trastorno específico del cálculo y del razonamiento matemático. El niño experimenta dificultades para comprender las cantidades, memorizar las tablas, realizar operaciones, resolver problemas.
No es que no le gusten las matemáticas. Es que su cerebro procesa la información numérica de manera diferente, haciendo que operaciones simples para otros sean extremadamente difíciles para él.
La dispraxia: cuando el gesto se escapa
La dispraxia es un trastorno de la coordinación y de la planificación de los movimientos. Afecta los gestos finos (escritura, recorte, abotonado) así como los gestos globales (deportes, equilibrio).
Un niño dispraxico puede tener una escritura ilegible a pesar de todos sus esfuerzos, mostrarse torpe, tener dificultades para organizarse en el espacio. Estas dificultades tienen un impacto directo en los aprendizajes escolares que requieren escritura y manipulación.
El TDAH: la atención esquiva
El TDAH es un trastorno neurodesarrollo caracterizado por dificultades de atención, impulsividad y a veces hiperactividad. Afecta aproximadamente al 5% de los niños.
Contrario a las ideas preconcebidas, el TDAH no es un exceso de energía que basta con canalizar. Es un trastorno de la regulación de la atención y de las funciones ejecutivas que afecta profundamente la capacidad de concentrarse, organizarse, planificar y perseverar.
Un niño con TDAH no es un niño que « no quiere concentrarse ». Es un niño cuyo cerebro funciona de manera diferente y que debe realizar esfuerzos considerables para hacer lo que parece natural para los demás.
¿Por qué estos trastornos conducen al abandono escolar?
Los trastornos DIS y el TDAH, cuando no son identificados y atendidos, crean las condiciones perfectas para el abandono escolar.
El efecto acumulativo de las dificultades
Sin diagnóstico, el niño acumula dificultades a lo largo de los años. Las lagunas en lectura generan dificultades en todas las materias que requieren lectura. Un trastorno de la atención impide asimilar las clases y genera vacíos en los conocimientos.
Cuanto más pasa el tiempo, más se agranda la brecha con los otros alumnos, haciendo que la recuperación sea cada vez más difícil.
El impacto en la autoestima
El niño que fracasa regularmente a pesar de sus esfuerzos termina interiorizando una imagen negativa de sí mismo. « Soy inútil », « nunca lo lograré », « soy más tonto que los demás ». Estas creencias, una vez instaladas, se convierten en profecías autorrealizadoras.
Esta afectación de la autoestima es una de las consecuencias más graves de los trastornos no diagnosticados. Puede tener repercusiones mucho más allá de la escolaridad, afectando las relaciones sociales, las elecciones de vida, la salud mental.
La incomprensión del entorno
Cuando el trastorno no está identificado, el entorno busca otras explicaciones a las dificultades del niño. « No trabaja lo suficiente », « es perezoso », « lo hace a propósito », « es un problema de educación ».
Estas interpretaciones, incluso formuladas con las mejores intenciones, son destructivas. Añaden la culpa a la dificultad y privan al niño del apoyo que necesita.
El agotamiento
Un niño con un trastorno de los aprendizajes o de la atención debe hacer un esfuerzo considerable para seguir el ritmo de la clase. Esta sobrecompensación permanente es agotadora.
Con el tiempo, el niño termina por rendirse. ¿Por qué seguir agotándose por resultados que nunca están a la altura de los esfuerzos realizados?
Las señales que deben alertar
¿Cómo saber si su hijo podría presentar un trastorno de los aprendizajes o de la atención? Algunas señales merecen atención.
Señales evocadoras de trastornos DIS
Para la dislexia, vigile una dificultad persistente para aprender a leer a pesar de una enseñanza adecuada, una lectura lenta y laboriosa incluso después de varios años de aprendizaje, confusiones recurrentes entre ciertas letras o ciertos sonidos, una comprensión de texto alterada, y una aversión marcada por la lectura.
Para la disortografía, esté atento a numerosos y persistentes errores de ortografía, a dificultades para memorizar la ortografía de palabras incluso comunes, a errores incoherentes en una misma palabra, y a una producción escrita que no refleja las capacidades orales.
Para la discalculia, observe dificultades para comprender los conceptos numéricos básicos, problemas para memorizar las tablas de multiplicar, dificultades para realizar cálculos mentales simples, confusión entre las operaciones, y ansiedad frente a las matemáticas.
Para la dispraxia, note una escritura ilegible o muy lenta, una torpeza general y dificultades en las actividades manuales, dificultades para vestirse y usar los cubiertos, y problemas de organización en el espacio.
Señales evocadoras de TDAH
El TDAH puede manifestarse por dificultades para concentrarse en tareas que no le interesan, una tendencia a distraerse fácilmente, dificultades para terminar lo que se ha comenzado, olvidos frecuentes de material o de instrucciones, una dificultad para esperar su turno o permanecer en su lugar, una impulsividad en las palabras y los actos, y dificultades de organización y planificación.
El desajuste esfuerzo-resultados
La señal más reveladora es quizás el desajuste entre los esfuerzos realizados y los resultados obtenidos. Un niño que trabaja mucho pero cuyas notas siguen siendo bajas, un niño brillante en lo oral pero que fracasa en lo escrito, un niño capaz de comprender conceptos complejos pero que tiene problemas con las bases: estos desajustes deben interrogar.
La importancia del diagnóstico
Frente a estas señales, el diagnóstico es un paso crucial. Lejos de ser una etiqueta estigmatizante, es una herramienta liberadora.
Lo que aporta el diagnóstico
El diagnóstico permite comprender lo que está sucediendo. Para el niño, a menudo es un alivio inmenso: « no es mi culpa », « no soy idiota », « hay una explicación ».
Para los padres, el diagnóstico permite salir de la culpa y la impotencia. Abre el camino a ajustes concretos y a una atención adecuada.
¿A quién acudir?
El proceso diagnóstico varía según los trastornos sospechados.
Para los trastornos DIS, la evaluación logopédica es a menudo el primer paso. El logopeda evalúa las competencias en lenguaje oral y escrito, en lectura, escritura y cálculo.
Para el TDAH, el diagnóstico es generalmente realizado por un médico (pediatra, neuropediatra, psiquiatra infantil) sobre la base de un examen clínico y de cuestionarios estandarizados.
Una evaluación neuropsicológica, realizada por un psicólogo especializado, permite una evaluación completa de las funciones cognitivas y puede ayudar a identificar varios trastornos asociados.
Los ajustes posibles
Una vez realizado el diagnóstico, se pueden implementar ajustes para permitir que el niño muestre sus competencias a pesar de su trastorno.
El PAP (Plan de Acompañamiento Personalizado) prevé adaptaciones pedagógicas: tiempo adicional, reducción de la cantidad de escritura, uso de herramientas adecuadas.
Para situaciones más complejas, el PPS (Proyecto Personalizado de Escolarización) puede ser implementado con la ayuda de la MDPH (Maison Départementale des Personnes Handicapées). Puede incluir el acompañamiento por un AESH (Acompañante de Estudiante en Situación de Discapacidad).
Acompañar en el día a día
Más allá de los ajustes oficiales, el acompañamiento diario juega un papel crucial.
Adaptar las tareas
Las tareas pueden ser adaptadas en casa: lectura en voz alta para los disléxicos, uso del teclado para los dispraxicos, fraccionamiento de las tareas para los niños con TDAH.
El objetivo no es hacer menos, sino permitir que el niño aprenda de manera efectiva superando sus dificultades.
Reforzar las competencias cognitivas
El entrenamiento cognitivo puede ayudar a reforzar las funciones debilitadas. Memoria, atención, funciones ejecutivas: estas competencias pueden trabajarse como músculos.
El programa COCO PIENSA y COCO SE MUEVE, diseñado para niños de 5 a 10 años, ofrece juegos educativos adaptados que trabajan estas habilidades en un entorno lúdico. Las pausas deportivas obligatorias cada 15 minutos son particularmente beneficiosas para los niños con TDAH, que necesitan movimiento para recargar su atención.
Para los estudiantes de secundaria y preparatoria, JOE, el entrenador cerebral ofrece 30 juegos cognitivos que refuerzan la memoria, la atención, la concentración y la planificación. Un entrenamiento diario de 10-15 minutos puede ayudar a desarrollar las habilidades que faltan.
Valorar las fortalezas
Un niño con un trastorno del aprendizaje no es solo un conjunto de dificultades. También tiene fortalezas, talentos, áreas en las que sobresale.
Identificar y valorar estas fortalezas es esencial para preservar la autoestima. Muchos niños disléxicos tienen una excelente memoria visual o auditiva. Muchos niños con TDAH son creativos, intuitivos, capaces de pensar “fuera de la caja”. Estas cualidades merecen ser reconocidas y cultivadas.
Explicar el trastorno al niño
Un niño que comprende su trastorno puede manejarlo mejor. Explícale, con palabras adecuadas a su edad, lo que significa su diagnóstico. Tranquilízalo: no es una enfermedad, no es su culpa, no le impedirá tener éxito en la vida.
Muchos adultos famosos tienen trastornos del aprendizaje o TDAH: Steven Spielberg, Richard Branson, Albert Einstein… Estos ejemplos pueden ayudar al niño a ver su trastorno de una manera diferente.
Prevenir la deserción
Cuando se identifica un trastorno, es crucial actuar rápidamente para evitar que se instale la espiral de la deserción.
Actuar temprano
Cuanto más temprana sea la intervención, más efectiva será. No esperes a que tu hijo esté en un fracaso escolar completo para actuar. Ante los primeros signos de dificultad, consulta.
Mantener el diálogo con la escuela
Una colaboración estrecha con el equipo educativo es esencial. Asegúrate de que los maestros comprendan el trastorno de tu hijo y pongan en marcha los ajustes previstos.
No dudes en solicitar reuniones regulares para hacer un seguimiento y ajustar las adaptaciones si es necesario.
Formarse para acompañar mejor
Comprender el trastorno de tu hijo, sus manifestaciones, sus necesidades, te permite acompañarlo mejor.
La formación “Prevenir la deserción escolar: referencias y herramientas simples” de DYNSEO te ayuda a comprender los mecanismos de la deserción y a implementar estrategias preventivas. Allí descubrirás cómo identificar las señales de alerta y cómo acompañar eficazmente a un niño en dificultad.
Manejar la ansiedad asociada
Los trastornos del aprendizaje y el TDAH a menudo vienen acompañados de ansiedad. El niño que vive diariamente el fracaso y la incomprensión desarrolla una aprensión hacia la escuela.
La formación “Acompañar a un niño ansioso: rituales, respiración, anclajes” de DYNSEO ofrece herramientas concretas para calmar esta ansiedad en el día a día.
Conclusión: revelar el potencial oculto
Los trastornos DIS y el TDAH no son condenas. Son diferencias que, una vez comprendidas y acompañadas, pueden incluso convertirse en fortalezas.
Muchos adultos con estos trastornos han tenido éxito en su vida profesional y personal, a menudo gracias a las cualidades desarrolladas para compensar sus dificultades: creatividad, perseverancia, pensamiento original.
El desafío es identificar estos trastornos a tiempo, antes de que lleven al niño a la espiral de la deserción y la pérdida de autoestima. Con un diagnóstico temprano y un acompañamiento adecuado, tu hijo puede revelar todo su potencial.
DYNSEO te acompaña en este proceso con sus formaciones y programas adaptados. Porque cada niño merece que sus talentos sean reconocidos y cultivados.
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