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Actividad física y ejercicio recomendados tras un ictus

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Recuperarse de un ictus puede ser un camino difícil, pero incorporar la actividad física a tu programa de rehabilitación puede mejorar significativamente el proceso de recuperación. Tras un ictus, el ejercicio dirigido desempeña un papel esencial en la recuperación de la movilidad, la fuerza y la independencia.

La actividad física después de un ictus es crucial por varias razones. Ayuda a prevenir la atrofia muscular, mejora la circulación, aumenta la flexibilidad y favorece la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para recablearse. El ejercicio regular también reduce el riesgo de apoplejías recurrentes y mejora la salud cardiovascular general.

En esta guía, exploraremos una variedad de ejercicios recomendados, diseñados para ayudar a la recuperación tras un ictus. Estos ejercicios abarcan una serie de movimientos e intensidades, adaptados a personas en distintas fases de recuperación. Desde estiramientos sencillos hasta ejercicios de fortalecimiento muscular más exigentes, cada actividad está diseñada para optimizar la función física y facilitar la reincorporación a las actividades cotidianas. Adoptando un enfoque proactivo de la rehabilitación, las personas pueden recuperar la confianza en sí mismas, recuperar la movilidad y esforzarse por llevar una vida plena después del ictus.

 

 

 

Movimiento precoz tras la apoplejía

En las primeras fases de la recuperación del ictus, los ejercicios de amplitud de movimiento y las técnicas de movilidad en la cama son elementos esenciales de la rehabilitación. Estas actividades pretenden recuperar la flexibilidad, favorecer la circulación y prevenir la rigidez y las contracturas musculares. Los ejercicios suaves de amplitud de movimiento consisten en movimientos lentos y controlados de las extremidades, articulaciones y músculos afectados para mantener o mejorar su flexibilidad y función. Por otra parte, las técnicas de movilidad en la cama ayudan a las personas a reaprender a moverse con seguridad y eficacia en la cama, por ejemplo rodando de un lado a otro o cambiando de posición. Estas técnicas no sólo mejoran la comodidad, sino que también reducen el riesgo de úlceras por presión y mejoran la calidad de vida en general durante las primeras fases de la recuperación del ictus. Integrar estas estrategias de movimiento tras el ictus en un plan integral de rehabilitación sienta las bases para un progreso continuado y la independencia funcional.

Ejercicios de fortalecimiento

Los ejercicios de fortalecimiento desempeñan un papel esencial en el proceso de recuperación tras un ictus, ofreciendo un rayo de esperanza para recuperar la fuerza, la independencia y una sensación de normalidad en la vida cotidiana… Estos ejercicios no consisten sólo en desarrollar los músculos, sino en reconstruir vidas, pieza a pieza, mediante el poder de la resistencia física y la determinación.

Fortalecimiento de la parte superior del cuerpo: El camino hacia la recuperación suele empezar por la parte superior del cuerpo, donde los ejercicios de fortalecimiento son la piedra angular para recuperar la capacidad de realizar tareas esenciales. Dirigidos a los brazos, los hombros y el pecho, estos ejercicios ayudan a recuperar la capacidad de estirar los brazos: para tomar esa taza de café matutina, abrazar a un ser querido o realizar un sinfín de tareas cotidianas que requieren fuerza en la parte superior del cuerpo. Utilizando herramientas como pesas ligeras y bandas de resistencia, o incluso la resistencia natural que ofrece el peso corporal, los pacientes pueden realizar elevaciones de brazos, curl de bíceps y estiramientos de hombros. Estos ejercicios mejoran gradualmente el tono muscular y la resistencia, haciendo que cada movimiento sea menos difícil y más agradable.

Revitalizar la parte inferior del cuerpo: A medida que la parte superior del cuerpo recupera su fuerza, la atención se desplaza a la parte inferior, donde los ejercicios pretenden anclar esta nueva fuerza en la estabilidad y el equilibrio. El fortalecimiento de las piernas es esencial para actividades fundamentales como andar, estar de pie y subir escaleras. Ejercicios como las elevaciones de piernas, las sentadillas y las elevaciones de pantorrillas son esenciales en esta fase de la rehabilitación. No sólo mejoran la fuerza muscular, sino también el equilibrio y la coordinación, factores esenciales para evitar las caídas y fomentar la independencia. Cada flexión, cada elevación, es un paso más para caminar con confianza y recuperar la independencia de movimientos.

Equilibrio y coordinación: El equilibrio y la coordinación son parte integrante del fortalecimiento de la parte superior e inferior del cuerpo. La recuperación de un ictus a menudo implica volver a aprender a coordinar los movimientos y mantener el equilibrio, una tarea en la que los ejercicios de fortalecimiento desempeñan un doble papel. Al animar al cuerpo a controlar su peso mediante diversos ejercicios, las personas aprenden a controlar sus movimientos con mayor precisión, reduciendo el riesgo de lesiones y aumentando la confianza en sus capacidades físicas.

Programas de rehabilitación a medida: Es importante reconocer que el proceso de recuperación de un ictus de cada persona es único. Por ello, los ejercicios de fortalecimiento son más eficaces cuando forman parte de un programa de rehabilitación personalizado diseñado por profesionales sanitarios. Este enfoque personalizado garantiza que cada ejercicio se ajuste a las necesidades, retos y objetivos específicos del individuo, haciendo del camino hacia la recuperación un viaje personal de crecimiento y mejora.

El impacto holístico de los ejercicios de fortalecimiento muscular: Más allá de los beneficios físicos, adoptar un régimen de ejercicios de fortalecimiento muscular tiene profundas ventajas psicológicas. Fomenta la sensación de progreso, logro y autoeficacia, combatiendo los sentimientos de impotencia y depresión que pueden acompañar a la recuperación tras un ictus. A medida que los músculos se fortalecen y las tareas se hacen más fáciles, el refuerzo psicológico puede ser tan importante como las mejoras físicas.

Integrar ejercicios de fortalecimiento de la parte superior e inferior del cuerpo en el proceso de rehabilitación no consiste sólo en recuperar la masa muscular o la movilidad perdidas, sino también en recuperar la sensación de independencia, confianza y bienestar. Cada ejercicio, cada repetición, es un paso adelante en el camino de la recuperación, un testimonio de la resistencia del espíritu humano y un pilar hacia una vida más independiente y plena después del ictus.

 

 

Actividades de equilibrio y coordinación

Las actividades de equilibrio y coordinación son componentes esenciales de la rehabilitación tras un ictus, dirigidas a mejorar la estabilidad, el equilibrio y el control motor. Estas actividades se centran en la compleja interacción entre músculos, articulaciones y sistemas sensoriales, fomentando una mejor propiocepción y conciencia espacial. Realizando ejercicios adaptados de equilibrio y coordinación, las personas pueden recuperar la confianza para estar de pie, caminar y realizar las actividades cotidianas de forma independiente. Estas actividades van desde simples ejercicios estáticos de equilibrio hasta ejercicios más dinámicos que ponen a prueba la coordinación y la agilidad. Incorporar actividades de equilibrio y coordinación a los programas de rehabilitación fomenta la independencia funcional, reduce el riesgo de caídas y mejora la calidad de vida general de las personas que se recuperan de un ictus.

Ejercicios de equilibrio de pie

Los ejercicios de equilibrio de pie son fundamentales para las personas que se recuperan de un ictus, ya que pretenden mejorar la estabilidad postural, la distribución del peso y el control en la posición de pie. Estos ejercicios suelen consistir en mantener distintas posiciones de pie, como en tándem o con una sola pierna, centrándose en la alineación y el desplazamiento del peso. Los ejercicios de equilibrio en bipedestación ayudan a reentrenar el sistema neuromuscular, mejorar la fuerza central y recuperar la confianza en las actividades en las que se soporta peso. Al pasar progresivamente de ejercicios de equilibrio en bipedestación estáticos a dinámicos, se estimula el control del equilibrio del individuo y se fomenta la adaptación a las distintas exigencias del entorno. Al incorporar los ejercicios de equilibrio en bipedestación a los programas de rehabilitación, las personas pueden mejorar su capacidad para mantenerse en pie de forma independiente, reducir su dependencia de dispositivos de asistencia y recuperar la movilidad funcional tras un ictus.

 

 

Ejercicios de equilibrio dinámico

Los ejercicios dinámicos de equilibrio desempeñan un papel crucial en la rehabilitación del ictus, centrándose en la integración de las habilidades de equilibrio en los patrones de movimiento funcional y las actividades de la vida diaria. Estos ejercicios implican movimientos dinámicos como andar, dar zancadas y cambiar de dirección, poniendo a prueba las reacciones del equilibrio y la coordinación en situaciones de la vida real. Al incorporar ejercicios dinámicos de equilibrio a los programas de rehabilitación, las personas pueden mejorar su capacidad para adaptarse a entornos impredecibles, sortear obstáculos y mantener la estabilidad durante actividades dinámicas. Estos ejercicios también mejoran la planificación motora, la propiocepción y la agilidad, facilitando un movimiento más suave y eficaz. Con la práctica y la progresión constantes, los ejercicios dinámicos de equilibrio permiten a las personas recuperar la confianza en sus capacidades de equilibrio y coordinación, mejorando su movilidad e independencia generales después de un ictus.

 

 

 

Entrenamiento de la propiocepción

El entrenamiento de la propiocepción es una parte esencial de la rehabilitación tras un ictus, cuyo objetivo es mejorar la capacidad del cuerpo para percibir su posición, movimiento y orientación en el espacio. Los ejercicios propioceptivos pretenden mejorar la conciencia articular, la coordinación muscular y la retroalimentación sensorial, ayudando así a restablecer los patrones de movimiento funcionales. Estos ejercicios suelen utilizar tablas de equilibrio, cojines de espuma y superficies inestables para estimular las reacciones propioceptivas y la adaptación neuromuscular. El entrenamiento propioceptivo aumenta la conciencia corporal, fomenta la estabilidad articular y reduce el riesgo de caídas al mejorar la capacidad del cuerpo para responder eficazmente a los cambios de terreno y postura. Al incorporar el entrenamiento propioceptivo a los programas de rehabilitación, las personas pueden recuperar la confianza en sus movimientos, mejorar su control motor y lograr una mayor independencia en las actividades cotidianas tras un ictus.

 

 

Rutina de flexibilidad y estiramientos

Los ejercicios de flexibilidad y estiramiento son aspectos esenciales de la rehabilitación del ictus, ya que ayudan a mejorar la amplitud de movimiento, la movilidad articular y la elasticidad muscular. Tras un ictus, las personas suelen experimentar tensión muscular y reducción de la flexibilidad debido a la inmovilidad prolongada o a la espasticidad. Por tanto, es esencial dar prioridad a la flexibilidad tras un ictus, para evitar contracturas y mantener patrones de movimiento funcionales. Los ejercicios de estiramiento se dirigen a los principales grupos musculares, como brazos, piernas, espalda y cuello, y se centran en alargar suavemente los músculos y liberar la tensión. Estos ejercicios pueden incluir estiramientos suaves, posturas de yoga y actividades de amplitud de movimiento diseñadas para mejorar la flexibilidad y aliviar la rigidez. Al incorporar ejercicios de estiramiento y flexibilidad al programa de rehabilitación, las personas pueden favorecer una mejor circulación, reducir el riesgo de lesiones y mejorar el bienestar físico general durante el proceso de recuperación.

 

 

 

 

Acondicionamiento cardiovascular

El acondicionamiento cardiovascular tras un ictus es algo más que un componente de la recuperación física; es un faro de esperanza y una base para reconstruir una vida llena de actividad, alegría y vitalidad. Este aspecto de la rehabilitación implica cuidar el corazón y el cuerpo, fomentar la resistencia y allanar el camino para volver a realizar actividades que aporten felicidad y plenitud.

Empieza suavemente: El viaje comienza con actividades aeróbicas de baja intensidad que invitan al corazón a latir un poco más deprisa y a los pulmones a respirar un poco más profundamente, todo ello en un entorno seguro y manejable. Caminar, la bicicleta estática y la natación no son simples ejercicios; son suaves invitaciones a reencontrar el cuerpo con el placer del movimiento. Estas actividades se eligen cuidadosamente para proporcionar el nivel adecuado de desafío sin sobrecargar el cuerpo, lo que las hace perfectas para sentar las bases de una buena salud cardiovascular.

Mejora la circulación y la energía: Estos primeros pasos en el acondicionamiento cardiovascular son cruciales para mejorar la circulación, que a su vez mejora el suministro de oxígeno a todas las partes del cuerpo. Es como insuflar nueva vida a cada célula, ayudando a los tejidos a sanar y rejuvenecer. Además, la mejora del flujo de oxígeno se traduce en un aumento de la energía, lo que ayuda a combatir la fatiga que suele acompañar a la recuperación tras un ictus. Cada sesión, por ligera que sea, es un paso adelante para sentirse más vivo y con más energía.

La progresión gradual es la clave: A medida que avanza la recuperación, es necesario aumentar gradualmente el desafío para el sistema cardiovascular. Se trata de un delicado equilibrio entre forzar los límites lo suficiente para fomentar la mejora sin ir demasiado lejos. Esta progresión puede adoptar la forma de aumentar la duración de los paseos, aumentar la velocidad de las sesiones de ciclismo o introducir nuevas actividades como el footing ligero o la danza aeróbica. Cada paso es un avance cuidadosamente medido, diseñado para aumentar la resistencia, la capacidad de recuperación y la confianza.

Un camino personalizado: Es importante recordar que el camino hacia la forma física cardiovascular es profundamente personal. Lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra, por eso es tan importante el asesoramiento personalizado de los profesionales de la salud. Ellos son la brújula que guía este viaje, asegurándose de que cada paso que se da va en la dirección y al ritmo adecuados, dependiendo de la situación particular de cada persona.

Más allá de la salud física: El entrenamiento cardiovascular también es muy beneficioso para el bienestar mental y emocional. Es un poderoso antídoto contra los sentimientos de frustración y limitación que pueden acompañar al proceso de recuperación tras un ictus. La sensación de logro que sientes al final de una sesión, la claridad mental que te proporciona el aumento del flujo sanguíneo y la vuelta gradual a las actividades que antes disfrutabas pueden ser una enorme inyección de moral y contribuir a una perspectiva positiva de la vida.

Volver a un estilo de vida activo: El objetivo último del acondicionamiento cardiovascular es permitir a las personas volver a un estilo de vida activo y satisfactorio después de un ictus. Se trata de redescubrir la alegría del movimiento, el placer de superar tus límites y la satisfacción de vivir la vida plenamente. Cada paso, cada respiración, cada latido del corazón dan testimonio de la resistencia y la capacidad de recuperación del espíritu humano.

En esencia, el acondicionamiento cardiovascular en la recuperación del ictus es un viaje holístico que abarca el rejuvenecimiento físico, mental y emocional. Es un proceso de apoyo y adaptación que tiene en cuenta dónde se encuentra cada individuo en el camino de la recuperación y proporciona una hoja de ruta para volver a una vida rica en actividad y placer.

 

 

 

 

Ejercicios adaptados y modificados

Los ejercicios adaptados y modificados son elementos esenciales de la rehabilitación del ictus, ya que ofrecen enfoques personalizados para tener en cuenta las capacidades y necesidades individuales. Adaptar los ejercicios a las capacidades individuales garantiza que los programas de rehabilitación sean seguros y eficaces, teniendo en cuenta factores como la fuerza, el equilibrio, la coordinación y la función cognitiva. Esta personalización permite una progresión gradual y un compromiso óptimo sin abrumar al individuo. Además, el uso de dispositivos de asistencia, cuando es necesario, ayuda a las personas a realizar los ejercicios de forma segura e independiente. Estos dispositivos pueden incluir ayudas para caminar, equipos adaptados o técnicas de ejercicio modificadas, diseñadas para compensar cualquier limitación física tras la apoplejía. Al adoptar ejercicios adaptados y modificados, las personas pueden participar en los programas de rehabilitación con confianza, maximizar los logros funcionales y recuperar la sensación de control sobre su camino de recuperación.

 

 

Integrar las actividades funcionales

La integración de actividades funcionales en la rehabilitación del ictus se centra en integrar las tareas de la vida diaria como oportunidades para hacer ejercicio, promoviendo patrones de movimiento prácticos y significativos. Al incorporar tareas como vestirse, cocinar o trabajar en el jardín a los programas de ejercicio, las personas pueden integrar la rehabilitación en su vida diaria al tiempo que mejoran su independencia funcional. Estas actividades no sólo proporcionan ejercicio físico, sino que también promueven el compromiso cognitivo y el bienestar emocional al restaurar un sentido de propósito y logro. Los patrones de movimiento funcional pretenden reproducir acciones de la vida real, como alcanzar objetos, levantarlos y agacharse, que son esenciales para realizar actividades cotidianas de forma independiente. Al dar prioridad a las actividades funcionales, las personas pueden mejorar su capacidad para hacer frente a las exigencias de la vida diaria después del ictus, mejorar sus habilidades motoras y recuperar la confianza en sus capacidades.

 

 

Programas de rehabilitación supervisados

Los programas de rehabilitación supervisada ofrecen un inestimable asesoramiento y apoyo profesional a las personas que se recuperan de un ictus, facilitando unos resultados de recuperación óptimos. Las ventajas de la orientación profesional incluyen la evaluación personalizada, la prescripción de ejercicios a medida, el seguimiento continuo de los progresos y los ajustes necesarios. Bajo la supervisión de profesionales sanitarios cualificados, como fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y especialistas en rehabilitación, las personas reciben asesoramiento experto para garantizar que los ejercicios se realizan con seguridad y eficacia. El acceso a los servicios de rehabilitación puede ser por derivación de profesionales sanitarios, centros de rehabilitación o programas comunitarios. Estos servicios ofrecen un enfoque multidisciplinar de la recuperación del ictus, que abarca fisioterapia, terapia ocupacional, logopedia y apoyo psicológico, para abordar los diversos aspectos de la recuperación de forma holística. Participando en programas de rehabilitación supervisados, las personas pueden maximizar su potencial de recuperación, recuperar su independencia y mejorar su calidad de vida en general tras un ictus. También tienes el programa de entrenamiento cerebral JOE, diseñado para pacientes con ictus.

 

 

 

Supervisar los progresos y hacer ajustes

Supervisar los progresos y hacer los ajustes necesarios son aspectos esenciales de la rehabilitación del ictus, que garantizan que las personas se beneficien de intervenciones adecuadas y eficaces a lo largo de su proceso de recuperación. El seguimiento de las mejoras físicas implica evaluaciones periódicas de la movilidad, la fuerza y las capacidades funcionales. Los profesionales sanitarios siguen de cerca estos parámetros para evaluar la eficacia del programa de rehabilitación e identificar las áreas que requieren especial atención. Modificar los programas de ejercicio según sea necesario permite un enfoque dinámico, adaptándose a las necesidades cambiantes del individuo. Esto puede implicar ajustar la intensidad, la duración o el tipo de ejercicio a medida que se progresa y para afrontar nuevos retos. Al adoptar un enfoque proactivo para controlar y ajustar las estrategias de rehabilitación, los profesionales sanitarios pueden optimizar el proceso de rehabilitación, ayudar a las personas a alcanzar sus objetivos funcionales y mejorar la recuperación general del ictus.

 

 

 

Precauciones durante el ejercicio

Las precauciones de seguridad durante el ejercicio son primordiales, sobre todo en la rehabilitación del ictus, donde las personas pueden enfrentarse a retos y vulnerabilidades únicos. Es esencial evitar el sobreesfuerzo para no sobrecargar los músculos y el sistema cardiovascular. Se trata de mantener un equilibrio entre superar los límites físicos para mejorar y evitar la fatiga o el estrés excesivos. Además, es esencial evitar caídas y lesiones, sobre todo teniendo en cuenta los problemas de equilibrio y coordinación que pueden surgir tras un ictus. Esto implica crear un entorno seguro para el ejercicio, eliminar obstáculos, utilizar superficies de apoyo estables y emplear dispositivos de ayuda adecuados cuando sea necesario. La supervisión por parte de profesionales cualificados también puede ayudar a mitigar los riesgos y garantizar que los ejercicios se realizan con seguridad. Al dar prioridad a las medidas de seguridad, las personas pueden participar con confianza en las actividades de rehabilitación, minimizar el riesgo de fracaso y progresar de forma constante hacia sus objetivos de recuperación.

El ejercicio no sólo facilita la recuperación física, sino que también fomenta la resiliencia, la determinación y la esperanza en los supervivientes de un ictus. Fomentar el compromiso a largo plazo con el ejercicio promueve un enfoque sostenible de la rehabilitación, promoviendo el progreso continuado y la mejora de la calidad de vida más allá de las fases iniciales de la recuperación. Al hacer del ejercicio la piedra angular de su viaje, las personas cultivan un sentido de autonomía y control sobre su salud y bienestar. Además, celebrar los éxitos de la recuperación, por pequeños que sean, refuerza una mentalidad positiva y fomenta la perseverancia. Cada hito representa un triunfo sobre la adversidad y es un testimonio de la fuerza y la tenacidad del espíritu humano. Con un compromiso dedicado y el reconocimiento de los progresos, los supervivientes de un ictus pueden recorrer el camino de la recuperación con confianza, resistencia y optimismo para el futuro.

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