¡Cinco minutos más! : entender la necesidad oculta detrás de la demanda

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Lo que realmente intenta decirle su hijo cuando negocia tiempo de pantalla adicional

Introducción: La frase más escuchada en los hogares conectados

“¡5 minutos más!”

Esta frase, probablemente la has escuchado cientos de veces. Surge invariablemente en el momento en que anuncias el final del tiempo de pantalla, pronunciada con entonaciones que van desde la súplica hasta el desafío, pasando por la frustración manifiesta.

Frente a esta demanda, la mayoría de los padres oscilan entre dos respuestas automáticas. O bien se niegan categóricamente (“¡No, dijimos 30 minutos, son 30 minutos!”), o ceden para evitar el conflicto (“Bueno, está bien, 5 minutos pero no uno más”). Ninguna de estas respuestas realmente resuelve el problema – y por una buena razón: pasan por alto lo esencial.

“¡5 minutos más!” casi nunca es una solicitud de 5 minutos adicionales. Es la expresión torpe de una necesidad más profunda que el niño no sabe formular de otra manera. Comprender esta necesidad oculta es la clave para salir del ciclo infernal de negociaciones y conflictos.

En este artículo, vamos a decodificar las diferentes necesidades que se esconden detrás de esta demanda universal, y te daremos herramientas concretas para responder de manera constructiva. Descubrirás cómo transformar esos momentos de tensión en oportunidades educativas, y cómo enfoques como los propuestos por DYNSEO pueden acompañarte en este proceso.

Parte 1: ¿Por qué los niños siempre piden “5 minutos más”?

Antes de buscar las necesidades ocultas, entendamos primero los mecanismos básicos que explican la universalidad de esta demanda.

La distorsión temporal frente a las pantallas

Las pantallas crean un fenómeno bien documentado por las neurociencias: la distorsión de la percepción del tiempo. Cuando el cerebro está involucrado en una actividad cautivadora (videojuego, video, red social), la región responsable de la estimación temporal – la corteza prefrontal – funciona de manera diferente.

Estudios han demostrado que adultos absorbidos por un videojuego subestiman el tiempo transcurrido entre un 30% y un 50%. En los niños, cuya corteza prefrontal aún es inmadura, esta distorsión es aún más marcada. Cuando le dices a tu hijo “has estado jugando durante una hora”, puede sinceramente tener la impresión de que han pasado 15 o 20 minutos.

Esta distorsión explica en parte por qué “¡5 minutos más!” vuelve sistemáticamente: para el niño, el tiempo concedido siempre parece demasiado corto, independientemente de su duración objetiva.

El mecanismo de la recompensa variable

Los contenidos digitales están diseñados para mantener el compromiso a través de un sistema de recompensa variable – el mismo principio que hace que las máquinas tragamonedas sean tan adictivas. La incertidumbre sobre lo que va a suceder (el próximo video, el siguiente nivel, el próximo mensaje) genera picos de dopamina que mantienen al cerebro alerta.

Pedir “¡5 minutos más!” es a menudo querer alcanzar la próxima recompensa: terminar el nivel, ver el final del video, recibir la respuesta esperada. El cerebro está programado para buscar la finalización, y la interrupción antes de esta finalización genera una frustración intensa.

La inmadurez del control inhibitorio

El control inhibitorio – la capacidad de detener una acción en curso a pesar del deseo de continuar – es una de las últimas habilidades cognitivas en desarrollarse. Solo comienza a ser realmente efectivo en la adolescencia y sigue perfeccionándose hasta los 25 años.

Pedir a un niño de 7 años que deje de jugar mientras se divierte es pedirle que ejerza una capacidad que su cerebro aún no domina. Su demanda de “5 minutos más” traduce esta dificultad neurológica, no una falta de voluntad o de respeto.

Parte 2: Las 7 necesidades ocultas detrás de “¡5 minutos más!”

Ahora que hemos entendido los mecanismos básicos, exploremos las necesidades psicológicas profundas que se esconden detrás de esta demanda. Identificar la necesidad real permite responder de manera específica y efectiva.

Necesidad n°1: La necesidad de finalización

Señal: El niño está en medio de una actividad que tiene un final identificable – un nivel de juego, un episodio, una construcción virtual.
Lo que siente: El cerebro humano odia lo inacabado. Esto se llama el efecto Zeigarnik: las tareas no terminadas crean una tensión mental que necesita ser resuelta. Interrumpir una actividad en curso genera una frustración legítima.
Lo que intenta decir: “Quisiera terminar lo que he comenzado. Interrumpirme ahora me frustra profundamente.”
Cómo responder: Reconoce la necesidad de finalización como legítima. “Entiendo que quieres terminar tu nivel. Termínalo, y luego paramos.” Esta flexibilidad puntual refuerza la aceptación de las reglas y enseña al niño a planificar sus sesiones para alcanzar puntos de parada naturales.

Necesidad n°2: La necesidad de control y autonomía

Señal: El niño protesta especialmente cuando la demanda de detenerse parece arbitraria o cuando no ha sido consultado sobre las reglas.
Lo que siente: Un sentimiento de impotencia frente a decisiones que le conciernen pero sobre las que no tiene control. Este sentimiento es aún más fuerte a medida que se acerca la adolescencia.
Lo que intenta decir: “Quisiera tener voz en esto. Siento que decides todo sin pedirme mi opinión.”
Cómo responder: Involucra al niño en el establecimiento de las reglas. El contrato de uso negociado es particularmente efectivo para este perfil. Ofrece opciones: “¿Prefieres 30 minutos ahora o 45 minutos después de hacer los deberes?” La sensación de control reduce considerablemente las resistencias.

Necesidad n°3: La necesidad de conexión social

Señal : El niño juega en línea con amigos o intercambia en una red social en el momento en que pides que pare.
Lo que siente : La angustia de perderse algo (FOMO – Fear Of Missing Out), el miedo a ser excluido del grupo, el sentimiento de decepcionar a sus amigos.
Lo que intenta decir : “¡Estoy con mis amigos! Decirles adiós bruscamente es grosero y me perderé lo que estamos haciendo juntos.”
Cómo responder : Reconoce la importancia de los lazos sociales, incluso virtuales. Permite una verdadera conclusión: “Está bien, avísales a tus amigos que tienes que irte, diles adiós, y paramos en 5 minutos.” Prevé este tiempo social en el tiempo de pantalla inicial.

Necesidad n°4 : La necesidad de evasión

Señal : El niño pide intensamente tiempo de pantalla adicional después de un día difícil, un conflicto, o en un período de estrés (dificultades escolares, tensiones familiares).
Lo que siente : Las pantallas sirven de refugio ante emociones difíciles. La evasión digital ofrece un alivio temporal del estrés, el aburrimiento, la tristeza.
Lo que intenta decir : “Necesito sentirme bien. Cuando estoy en la pantalla, olvido lo que me preocupa.”
Cómo responder : Acoge la emoción subyacente. “Tuviste un día difícil, ¿verdad? Entiendo que quieras distraerte.” Luego propone alternativas: “Apagamos la pantalla, pero podemos hablar de lo que te molesta, o hacer algo agradable juntos.” Mantente alerta si este patrón se repite – la pantalla como mecanismo de evitación puede volverse problemático.

Necesidad n°5 : La necesidad de reconocimiento

Señal : El niño insiste en mostrarte su progreso en un juego, su construcción, su avatar, antes de apagar.
Lo que siente : La actividad digital representa una inversión emocional y cognitiva que le gustaría ver reconocida. Apagarla sin una mirada es desvalorizar esa inversión.
Lo que intenta decir : “¡Mira lo que he logrado! Es importante para mí y me gustaría que lo vieras.”
Cómo responder : Tómate el tiempo para mirar y valorar sinceramente. “¡Vaya, realmente has progresado! Muéstrame cómo hiciste eso.” Este momento de reconocimiento compartido facilita considerablemente la transición hacia el apagado.

Necesidad n°6 : La necesidad de previsibilidad

Señal : El niño reacciona particularmente mal cuando el final del tiempo de pantalla llega “por sorpresa”, sin previo aviso.
Lo que siente : Un sentimiento de shock ante la interrupción brusca. El cerebro, absorbido en la actividad, no ha tenido tiempo de prepararse para la transición.
Lo que intenta decir : “¡No me avisaste! No estaba listo para detenerme.”
Cómo responder : Establece un sistema de alertas progresivas (método A.P.P. : Anticipar, Prevenir, Proponer). Avisa a los 15 minutos, 5 minutos, 2 minutos. Esta previsibilidad reduce drásticamente las resistencias porque el cerebro tiene tiempo para desconectarse gradualmente.

Necesidad n°7 : La necesidad de transición suave

Señal : El niño no tiene problema con la idea de detenerse pero resiste al “vacío” que sigue a la pantalla.
Lo que siente : La pantalla proporciona una estimulación intensa. Después de apagar, todo parece aburrido en comparación. No es tanto la pantalla lo que quiere, sino lo que teme después.
Lo que intenta decir : “No sé qué hacer después. Me voy a aburrir.”
Cómo responder : Siempre propone una actividad atractiva después de la pantalla. “Apagamos y vamos a jugar una partida de UNO” es mucho más efectivo que “Apagamos y hacemos la tarea.” La propuesta positiva facilita el desapego.

Parte 3 : ¿Cómo identificar la necesidad oculta de tu hijo?

Ante un “5 minutos más”, ¿cómo saber qué necesidad se está expresando? Aquí hay algunas técnicas de observación y cuestionamiento.

Observar el contexto

El contexto a menudo da pistas valiosas. Pregúntate estas preguntas :

  • ¿Qué estaba haciendo el niño exactamente? Un juego en línea con amigos (necesidad de conexión social), un nivel difícil que intentaba terminar (necesidad de finalización), una exploración sin un objetivo específico (quizás necesidad de evasión).
  • ¿Cómo fue su día? Un día difícil puede indicar una necesidad de evasión o consuelo.
  • ¿Cómo anuncié el final del tiempo de pantalla? Un efecto de sorpresa sugiere una necesidad de previsibilidad.
  • ¿El niño participó en el establecimiento de las reglas? El sentimiento de imposición puede indicar una necesidad de control.

Hacer la pregunta correcta

En lugar de responder inmediatamente al “5 minutos más”, haz una pregunta abierta que ayude al niño a expresar su verdadera necesidad.

Preguntas útiles :

  • “¿Qué querías terminar?”
  • “¿Qué pasa si paras ahora?”
  • “¿Puedes mostrarme en qué estás?”
  • “¿Hay algo especial que querías hacer?”

Estas preguntas abren el diálogo y te dan la información necesaria para responder a la verdadera necesidad.

Llevar un diario de observación

Durante una o dos semanas, anota las circunstancias de cada “5 minutos más”: hora, actividad, eventos del día, tu forma de anunciar el final, la reacción del niño. Emergerán patrones, revelando las necesidades recurrentes de tu hijo.

Parte 4: Respuestas adaptadas según la necesidad identificada

Una vez identificada la necesidad, aquí hay estrategias específicas para responder de manera efectiva.

Para la necesidad de finalización

Estrategia: Integrar puntos de parada naturales

Antes del tiempo de pantalla, discute con el niño lo que planea hacer y cuál sería un buen punto de parada. “¿Vas a jugar dos partidas, o intentar terminar este nivel?” Esta anticipación evita la frustración de la interrupción.

La aplicación COCO PIENSA y COCO SE MUEVE de DYNSEO ilustra perfectamente este enfoque con sus pausas deportivas obligatorias cada 15 minutos. Estas interrupciones regulares crean puntos de parada naturales y predecibles, evitando que el niño se sumerja en una sesión interminable sin un final identificable.

COCO PENSE et COCO BOUGE

Para la necesidad de control

Estrategia: El contrato de uso negociado

Establezcan juntos las reglas del tiempo de pantalla. Duración, horarios, tipos de contenido, consecuencias en caso de incumplimiento: todo debe ser discutido y aceptado por el niño. Formalicen este acuerdo por escrito. El niño que ha participado en la creación de las reglas las respeta mucho mejor.

Ofrece opciones dentro del marco establecido: “¿Prefieres tu media hora de pantalla ahora o después de la merienda?” La sensación de decisión personal reduce la resistencia.

Para la necesidad de conexión social

Estrategia: Planificar el tiempo social digital

Reconoce que el tiempo pasado con amigos en línea es un verdadero tiempo social. Planifícalo explícitamente: “Tienes 45 minutos para jugar con tus amigos. A menos 10, les avisas que pronto tendrás que irte.”

También anima las conexiones sociales fuera de línea para equilibrar: invitaciones de amigos a casa, actividades extracurriculares, salidas en grupo.

Para la necesidad de evasión

Estrategia: Acoger la emoción y proponer alternativas

Si el niño utiliza la pantalla como refugio emocional, lo más importante es abrir el diálogo. “Siento que realmente necesitabas esta pausa. ¿Pasó algo hoy?”

Propón alternativas de evasión más saludables: actividad física, lectura, juego creativo, momento de abrazos. Si el uso de la pantalla como escape se vuelve sistemático, considera un acompañamiento (discusión con el docente, psicólogo si es necesario).

Para la necesidad de reconocimiento

Estrategia: Instituir el ritual de compartir

Antes de apagar la pantalla, tómate sistemáticamente 2-3 minutos para que el niño te muestre lo que ha hecho. “Muéstrame tu progreso antes de que paremos.” Este momento de compartir y valoración hace que la transición sea mucho más suave.

Esta práctica se inscribe en la método de los 3C (Elegir, Construir, Comentar): el “Comentar” transforma la actividad digital en una experiencia compartida y discutida.

Para la necesidad de previsibilidad

Estrategia: Las alertas decrecientes

Establece un sistema de alertas a intervalos regulares: 15 minutos antes de terminar, 5 minutos, 2 minutos. Un temporizador visible (Time Timer, reloj de arena) refuerza esta previsibilidad.

El ritual debe ser inmutable: mismas alertas, misma formulación, misma secuencia. Esta estabilidad asegura al niño y prepara su cerebro para la transición.

Para la necesidad de transición suave

Estrategia: La propuesta positiva

Siempre ten una actividad atractiva lista para después de la pantalla. “Apagamos y hacemos una partida de cartas” es infinitamente más efectivo que “Apagamos”.

Prepara un repertorio de propuestas adaptadas a los gustos de tu hijo: juegos de mesa, actividad creativa, lectura compartida, salida al parque, preparación de una receta juntos. La perspectiva positiva facilita el desenganche de la pantalla.

Parte 5: El diálogo en lugar de la relación de fuerza

Más allá de las técnicas específicas, la actitud general frente al “cinco minutos más” determina la calidad de la relación entre padres e hijos en torno a las pantallas.

Evitar la escalada

Cuando un niño dice “cinco minutos más” y el padre responde “no, es no”, se inicia el conflicto. El niño insiste, el padre se irrita, las voces se elevan y la situación se descontrola. Este esquema repetido deteriora la relación y no resuelve nada.

La primera regla es rechazar la escalada. Frente al “cinco minutos más”, mantén un tono calmado y sereno. No levantes la voz, no te enojes, no amenaces. Tu calma desactiva la tensión.

Validar antes de rechazar

La validación emocional no es un signo de debilidad: es una técnica de comunicación efectiva. Antes de mantener el límite, reconoce lo que siente el niño.

“Entiendo que te gustaría continuar. Es frustrante tener que detenerse cuando uno se divierte.”

Esta simple frase lo cambia todo. El niño se siente escuchado. Ya no está solo frente a una autoridad sorda: está frente a un padre que comprende su experiencia mientras mantiene un marco.

Explicar el porqué

Los niños aceptan mejor los límites cuando comprenden la razón. No es necesario un largo discurso, pero una explicación simple ayuda.

“Paramos porque si no, no tendrás tiempo de jugar antes de la cena.”

“Paramos porque demasiado tiempo de pantalla cansa los ojos y el cerebro.”

“Paramos porque hemos planeado hacer una actividad juntos.”

La explicación transforma la regla arbitraria en una decisión sensata.

Buscar el compromiso cuando sea posible

A veces, un compromiso es posible sin que pierdas tu autoridad. Si el niño está realmente en medio de una actividad importante, concederle 5 minutos más para terminar no es ceder – es demostrar flexibilidad razonable.

La clave es distinguir las situaciones donde el compromiso es apropiado (actividad en curso a terminar, amigo a avisar) de aquellas donde se trata de manipulación pura (negociación sistemática sin razón válida). En el primer caso, la flexibilidad es educativa. En el segundo, la firmeza es necesaria.

Parte 6: Prevenir en lugar de curar – las estrategias preventivas

La mejor manera de manejar el “5 minutos más” es prevenirlo. Aquí hay estrategias a implementar incluso antes de que el niño encienda la pantalla.

El contrato de uso familiar

Un contrato de uso, negociado fuera de momentos de tensión, establece las reglas de forma clara y aceptada. Este contrato precisa las duraciones, los horarios, los tipos de contenidos, y las consecuencias en caso de incumplimiento.

El niño que ha participado en la elaboración del contrato es mucho menos propenso a impugnarlo. Cuando pide “5 minutos más”, puedes referirte al contrato: “Habíamos acordado juntos 30 minutos. Eso es lo que decidimos ambos.”

El temporizador visible

El temporizador visible (Time Timer, reloj de arena, reloj de sectores) materializa el tiempo que pasa. El niño ve concretamente el tiempo restante transcurriendo, lo que prepara su cerebro para el final.

Coloca el temporizador en el campo de visión del niño. Haz referencia a él: “Ves, te quedan 10 minutos.” Esta conciencia del tiempo disminuye el efecto sorpresa y las impugnaciones.

Las alertas progresivas

Prevén al niño a intervalos regulares que el final se acerca. Un sistema clásico: alerta a 15 minutos, 5 minutos, 2 minutos. Estas alertas permiten que el cerebro se desenganche progresivamente de la actividad.

Formula las alertas de forma neutra y benevolente: “Te quedan 5 minutos” en lugar de “¡Apúrate, solo quedan 5 minutos!”

La elección de la actividad post-pantalla

Incluso antes de que la pantalla se encienda, define con el niño qué harás juntos después. Esta perspectiva positiva facilita el desapego en el momento de la transición.

“Después de tu media hora de tablet, jugaremos una partida de UNO. ¿De acuerdo?”

Parte 7: Casos particulares y adaptaciones

Algunas situaciones requieren enfoques específicos.

El niño que negocia sistemáticamente

Si tu hijo pide “5 minutos más” cada vez sin excepción, independientemente de la duración concedida, te enfrentas a un patrón de negociación automática. La solución es la firmeza benevolente.

“Sé que me vas a pedir 5 minutos más, y lo entiendo. Pero nuestra regla es clara, y no cambiaré de opinión. Terminamos ahora y [proposition positive].”

Después de unas semanas de constancia, el niño comprende que la negociación no funciona y abandona el comportamiento.

El adolescente reacio

Con los adolescentes, la relación de fuerza es contraproducente. Prioriza la negociación preventiva y la responsabilidad.

“Tienes 1 hora de juego. Eres tú quien gestiona tu tiempo. Pero a las 19h, se termina para la cena. Si te pasas, mañana tendrás media hora menos.”

El adolescente tiene autonomía y asume las consecuencias de sus elecciones.

El niño con TDAH

Los niños con un trastorno de atención tienen dificultades aumentadas para interrumpir una actividad cautivadora. El control inhibitorio, ya inmaduro en todos los niños, es particularmente deficiente en ellos.

Adaptaciones recomendadas: temporizadores muy visibles, alertas más frecuentes (cada 5 minutos), transiciones por etapas (primero bajar el volumen, luego pausar, luego apagar), recompensas inmediatas por transiciones exitosas.

El niño ansioso

Para el niño ansioso, la pantalla puede servir como regulación emocional. El final del tiempo de pantalla revive la ansiedad, de ahí la intensa resistencia.

Trabaja en la ansiedad subyacente (posiblemente con un profesional). Ofrece alternativas calmantes después de la pantalla: momento de abrazos, lectura, actividad sensorial tranquilizadora. Asegura al niño que podrá volver a la pantalla (mañana, este fin de semana).

Parte 8: La educación sobre pantallas más allá del tiempo

El “5 minutos más” es un síntoma de una cuestión más amplia: ¿cómo educar a nuestros hijos para un uso saludable de las pantallas? La gestión del tiempo es solo un aspecto de esta educación.

La calidad en lugar de la cantidad

El tiempo de pantalla es importante, pero la calidad de ese tiempo lo es igualmente. Un niño que crea, aprende, interactúa de manera constructiva durante una hora no está en la misma situación que un niño que consume pasivamente videos durante 20 minutos.

La método de los 3C (Elegir, Construir, Comentar) propuesto por DYNSEO ofrece un marco para transformar el tiempo de pantalla en tiempo educativo activo en lugar de consumo pasivo.

La co-presencia parental

Para los niños hasta 10-11 años, la presencia de un adulto durante el tiempo de pantalla es un factor protector importante. Esta co-presencia permite compartir la experiencia, discutir los contenidos y facilitar las transiciones.

Estar presente no significa vigilar constantemente, sino mostrar un interés sincero, hacer preguntas, comentar juntos lo que sucede en la pantalla.

El ejemplo parental

Los niños observan a sus padres. Si consultas tu teléfono constantemente y tú mismo tienes dificultades para dejarlo, tu credibilidad se debilita cuando les pides que limiten su tiempo de pantalla.

Muéstren el ejemplo: momentos sin pantalla en familia, teléfono guardado durante las comidas, actividades fuera de pantalla visibles y valoradas.

Formar para acompañar mejor

La educación sobre pantallas es un campo complejo, en constante evolución. Para los padres y profesionales que desean profundizar sus habilidades, DYNSEO ofrece una formación en línea “Sensibilizar sobre las pantallas: comprender, actuar, acompañar” que proporciona herramientas concretas para navegar estos desafíos.

Formation Sensibiliser aux écrans

Para los docentes y animadores, el taller de sensibilización sobre las pantallas para las escuelas primarias ofrece recursos listos para usar para abordar el tema con los niños de manera pedagógica y lúdica.

Atelier de sensibilisation aux écrans

Parte 9: Testimonios – Cuando los padres decodifican el “cinco minutos más”

Marie-Claire, mamá de Théo, 8 años

“Me di cuenta de que cuando Théo me pedía 5 minutos más, casi siempre era porque estaba jugando con su mejor amigo en línea. No quería dejarlo plantado. Desde que le digo ‘avísale a Nathan que tienes que irte, dile adiós, y apagamos en 5 minutos’, ya no hay crisis. Solo necesitaba que respetáramos esa relación de amistad.”

Emmanuel, papá de Jade, 11 años

“Jade estaba en modo de negociación permanente. ‘Cinco minutos más’ cada vez, sistemáticamente. Establecimos un contrato de uso juntos – ella eligió sus horarios y duraciones, yo casi no impuse nada. Resultado: respeta lo que ella misma decidió. La necesidad de control era enorme en ella.”

Sandrine, mamá de Mattéo, 6 años

“Mattéo no soporta las sorpresas. Los ‘cinco minutos más’ siempre venían cuando le decía que parara sin previo aviso. Ahora tenemos un ritual: le digo a los 10 minutos, 5 minutos, 2 minutos, siempre igual. Y uso un reloj de arena que él ve. Desde entonces, casi no hay más crisis – necesita saber qué va a pasar.”

FAQ: Sus preguntas sobre el “cinco minutos más”

Mi hijo siempre pide 5 minutos, incluso con todas las alertas. ¿Qué hacer?

Algunos niños han integrado el “cinco minutos más” como un reflejo automático. La solución es la constancia: nunca ceda más allá de lo razonable (terminar una partida en curso, por ejemplo). Después de algunas semanas de firmeza benevolente, el comportamiento se atenúa.

¿A veces hay que ceder al “cinco minutos más”?

La flexibilidad puntual es positiva si responde a una necesidad legítima (terminar una actividad, avisar a un amigo). Se vuelve problemática si es sistemática y fruto de la manipulación. Distingue las dos situaciones.

¿Cómo manejar cuando siempre se expresa la misma necesidad?

Si su hijo siempre expresa la misma necesidad (por ejemplo, la necesidad de control), trabaje esa necesidad en profundidad: más autonomía en otros ámbitos, más opciones en el día a día, validación de sus opiniones. El “cinco minutos más” es un síntoma; trate la causa.

¿Y si los dos padres no están de acuerdo sobre cómo manejarlo?

La incoherencia parental es un problema mayor. Hablen juntos, fuera de los momentos de tensión, para establecer reglas comunes. Si persiste un desacuerdo, el padre más firme puede aflojar un poco y el más permisivo puede apretar – busquen un terreno común.

Conclusión: Detrás de la demanda, una oportunidad educativa

El “cinco minutos más” no es solo una fuente de frustración parental. Es una ventana al mundo interior de su hijo, una oportunidad para comprender sus necesidades y acompañarlo hacia una mejor regulación.

Cuando decodifiquen lo que realmente se esconde detrás de esta demanda universal – necesidad de finalización, de control, de conexión, de evasión, de reconocimiento, de previsibilidad o de transición suave – podrán responder de manera dirigida y efectiva. Los conflictos disminuirán, la relación se calmará, y su hijo aprenderá gradualmente a gestionar su relación con las pantallas.

Porque ese es el objetivo final: no imponer límites desde afuera indefinidamente, sino acompañar al niño hacia la autorregulación. El día que él mismo deje su tableta diciendo “paro, voy a hacer otra cosa”, sabrán que el camino recorrido valió la pena.

Recursos DYNSEO para ir más allá

📚 Formación en línea: Sensibilizar sobre las pantallas: comprender, actuar, acompañar

🏫 Taller para las escuelas: Sensibilización sobre las pantallas para los primarios

📱 Aplicación educativa: COCO PIENSA y COCO SE MUEVE

Este artículo es parte de una serie sobre la educación sobre pantallas publicada por DYNSEO, empresa francesa especializada en aplicaciones educativas y bienestar cognitivo.

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