Aprender a formular instrucciones claras y ejecutables para evitar la parálisis y la oposición
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Introducción: el malentendido cotidiano
«Ordena tu habitación.» Has pronunciado esta frase cientos de veces. Y cientos de veces has obtenido el mismo resultado: nada. O casi nada. Tu hijo se queda plantado en medio de la habitación, con aspecto perdido, o empieza a jugar con el primer objeto que toca, o se derrumba llorando «es demasiado difícil».
Quizás pienses que lo hace a propósito, que es mala voluntad, que te desafía. En realidad, probablemente está sinceramente paralizado.
Para un cerebro con TDAH, «ordena tu habitación» no es una instrucción — es un océano de incertidumbre. ¿Ordenar qué exactamente? ¿En qué orden? ¿A qué nivel de organización? ¿Por dónde empezar? La instrucción, demasiado vaga, no proporciona ningún punto de apoyo para iniciar la acción.
Aprender a formular instrucciones claras, específicas y ejecutables puede transformar estos momentos de frustración en secuencias de acción exitosas.
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Por qué las instrucciones vagas plantean problemas
El déficit de planificación
Ante una instrucción vaga como «ordena tu habitación», el cerebro neurotípico efectúa automáticamente una serie de operaciones:
1. Analizar el estado actual de la habitación
2. Identificar lo que debe ordenarse
3. Descomponer la tarea en sub-etapas
4. Establecer un orden lógico
5. Comenzar por la primera etapa
Esta secuencia de planificación es una función ejecutiva que depende del córtex prefrontal — precisamente lo que funciona mal en el TDAH.
El niño con TDAH ante «ordena tu habitación» ve un caos global sin saber por dónde empezar. La instrucción no le da ninguna información sobre la acción concreta a realizar ahora.
La sobrecarga cognitiva
Una instrucción vaga genera una sobrecarga cognitiva: el niño debe simultáneamente comprender qué se espera de él, planificar cómo conseguirlo, y empezar a actuar. Estos tres procesos en paralelo agotan rápidamente sus recursos limitados.
Resultado: la parálisis. El cerebro, desbordado, se «congela» o se desvía hacia algo más simple (jugar, soñar despierto).
La ambigüedad y la ansiedad
Las instrucciones vagas crean ambigüedad: «¿He comprendido bien? ¿Lo estoy haciendo bien? ¿Estará suficientemente ordenado?»
Esta ambigüedad genera ansiedad. El niño, temiendo hacerlo mal, puede preferir no hacer nada — o hacer otra cosa — en lugar de arriesgarse al fracaso.
La memoria de trabajo limitada
La memoria de trabajo — la capacidad de mantener información en mente mientras se actúa — suele ser deficitaria en el TDAH. Una instrucción larga o compleja se olvida antes de ser ejecutada.
«Ve a tu habitación, ordena tus juguetes, pon tu ropa sucia en el cesto, y baja a poner la mesa» — el niño con TDAH tiene todas las probabilidades de olvidar al menos la mitad de esta secuencia en el camino.
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Las características de una instrucción eficaz
Específica
La instrucción debe describir precisamente la acción esperada:
❌ «Ordena tu habitación»
✅ «Pon los Lego en la caja azul»
❌ «Pórtate bien»
✅ «Quédate sentado en tu silla durante la comida»
❌ «Trabaja mejor»
✅ «Relee tu respuesta antes de pasar a la siguiente pregunta»
Observable
La instrucción debe describir un comportamiento observable, verificable:
❌ «Concéntrate»
✅ «Mira tu cuaderno»
❌ «Ten cuidado»
✅ «Sujeta tu vaso con las dos manos»
❌ «Cálmate»
✅ «Respira tres veces profundamente»
Realizable
La instrucción debe corresponder a una acción que el niño puede efectivamente cumplir con sus recursos actuales:
❌ «Haz todos tus deberes» (demasiado largo, demasiado vago)
✅ «Haz los ejercicios 1 a 3 de matemáticas»
❌ «Ordena todo» (imposible de realizar de una vez)
✅ «Coloca los libros en el estante»
Positiva
La instrucción debe decir qué hacer, no qué no hacer:
❌ «Deja de gritar»
✅ «Habla en voz baja»
❌ «No corras»
✅ «Camina»
❌ «No golpees a tu hermana»
✅ «Mantén tus manos para ti»
El cerebro procesa más fácilmente una instrucción positiva (acción a hacer) que una prohibición (acción a no hacer).
Única
Una sola instrucción a la vez. Las instrucciones múltiples sobrecargan la memoria de trabajo:
❌ «Ordena tu habitación, lávate los dientes y ponte el pijama»
✅ «Ordena los juguetes del suelo.» (luego, una vez hecho) «Ahora, lávate los dientes.»
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Técnicas para formular instrucciones claras
La técnica del «muéstrame»
En lugar de describir verbalmente, muestra físicamente lo que esperas:
«Ordena tu habitación» → «Mira, cojo este libro y lo coloco en el estante. Ahora tú haz lo mismo con los demás.»
Esta demostración reduce la ambigüedad y proporciona un modelo concreto.
La técnica de la primera acción
Identifica y nombra únicamente la primera acción de la secuencia:
«Haz tus deberes» → «Abre tu cuaderno de matemáticas en la página 42.»
Una vez cumplida esta primera acción, das la siguiente. El niño solo tiene una cosa a la vez en su memoria de trabajo.
La técnica de la división
Descompón las instrucciones complejas en etapas simples:
«Ordena tu habitación» se convierte en:
1. «Recoge la ropa del suelo»
2. «Ponla en el cesto de ropa»
3. «Guarda los juguetes en el baúl»
4. «Haz tu cama»
Cada etapa es una instrucción autónoma, dada por separado.
La técnica del «cuando… entonces»
Vincula la instrucción a una referencia concreta:
«Cuando termines de comer, entonces pones tu plato en el lavavajillas.»
«Cuando suene el temporizador, entonces guardas tu juego.»
«Cuando entres en casa, entonces dejas tu mochila en el mismo lugar.»
El «cuando» proporciona una señal clara para desencadenar la acción.
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Los soportes visuales para aclarar las instrucciones
Las listas de tareas ilustradas
Para las tareas recurrentes (rutina de la mañana, orden de la habitación), crea una lista visual con imágenes o pictogramas que representen cada etapa.
El niño puede referirse a la lista en lugar de depender de tu memoria y de tus recordatorios verbales.
Las secuencias fotográficas
Toma fotos mostrando el estado esperado:
- Foto de la habitación ordenada
- Foto del escritorio organizado
- Foto de la mochila preparada
El niño tiene una referencia visual del resultado a alcanzar.
Las listas de verificación para marcar
Una lista con casillas para marcar proporciona:
- Una estructura clara
- Una guía paso a paso
- La satisfacción de marcar (recompensa inmediata)
- Un rastro visible de la progresión
Los pictogramas de rutinas
Para las rutinas cotidianas, las secuencias de pictogramas (mañana, noche) expuestas en la pared permiten al niño seguir las etapas sin que tengas que repetir las instrucciones.
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Ejemplos de reformulación
Por la mañana
❌ «Prepárate para el colegio»
✅ Secuencia de pictogramas: baño → vestirse → desayuno → lavado de dientes → mochila → zapatos
O instrucciones una a una: «Vístete con la ropa que está en tu silla. Ven a verme cuando hayas terminado.»
Los deberes
❌ «Haz tus deberes»
✅ «Abre tu agenda. Léeme el primer deber.» Luego: «Saca tu cuaderno de matemáticas.» Luego: «Lee el ejercicio 1 en voz alta.»
La comida
❌ «Compórtate bien en la mesa»
✅ «Quédate sentado en tu silla. Pon tu servilleta en tu regazo. Espera a que todos estén servidos para empezar.»
La hora de dormir
❌ «Vete a la cama»
✅ Secuencia: «Primero, pijama. Luego lavado de dientes. Luego pipí. Luego un libro. Luego abrazo y a dormir.»
Con soporte visual y temporizador para cada etapa si es necesario.
El orden
❌ «Ordena tu habitación»
✅ «Mira el suelo. ¿Qué ves que no está en su sitio?» Luego: «Los Lego. ¿Dónde es su sitio?» Luego: «Guarda los Lego en la caja. Ven a verme cuando hayas terminado.»
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Cómo dar las instrucciones
Captar la atención primero
Antes de dar la instrucción, asegúrate de tener la atención del niño:
- Acércate físicamente
- Ponte a su altura
- Establece contacto visual
- Di su nombre y espera a que te mire
Dar una instrucción a un niño con TDAH que no tiene su atención en ti es inútil — ni siquiera la escuchará.
Un tono tranquilo y neutral
Un tono autoritario, molesto o exasperado suele desencadenar la oposición. Un tono tranquilo, neutral, objetivo, facilita la aceptación.
Pedir que repita
«¿Qué tienes que hacer?» Esta verificación permite asegurarse de que la instrucción ha sido comprendida y memorizada.
Acompañar el inicio
Para las tareas difíciles, acompaña físicamente el inicio de la acción:
- Ve con él a la habitación
- Señala el primer objeto a ordenar
- Permanece presente durante los primeros minutos
Este acompañamiento no es «asistencialismo» — es un apoyo a las funciones ejecutivas deficientes.
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Las herramientas para estructurar las instrucciones
Las rutinas visuales
Los plannings visuales para las rutinas recurrentes (mañana, noche, deberes) reducen la necesidad de dar instrucciones verbales repetidas.
Los temporizadores
Asocia las instrucciones a temporizadores: «Tienes 5 minutos para ordenar los libros.» El temporizador hace la instrucción más concreta y añade un elemento de desafío.
Las aplicaciones de entrenamiento cognitivo
La aplicación COCO PIENSA y COCO SE MUEVE de DYNSEO utiliza instrucciones claras y específicas:
- Instrucciones de audio cortas y precisas
- Una tarea a la vez
- Retroalimentación inmediata sobre el éxito
- Progresión por etapas
Esta estructura puede servir de modelo para tus propias instrucciones cotidianas.
Para adolescentes y adultos, JOE, el coach cerebral propone la misma claridad de instrucciones.
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Formarse para comunicar mejor
La importancia de la comunicación adaptada
La forma de formular las peticiones influye directamente en la cooperación del niño. Una formación permite adquirir los reflejos de comunicación adaptados al TDAH.
Las formaciones DYNSEO
La formación «Acompañar a un niño con TDAH: claves y soluciones para la vida cotidiana» propone técnicas de comunicación eficaces con el niño con TDAH.
La formación «Niño con TDAH en casa: estrategias avanzadas para gestionar la impulsividad y la oposición» profundiza en las estrategias de comunicación para reducir la oposición.
Para profesionales, la formación «TDAH: estrategias avanzadas para gestionar impulsividad y oposición» integra estas técnicas en un enfoque profesional global.
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Conclusión: la claridad libera la acción
Cuando tu hijo con TDAH no hace lo que le pides, la primera pregunta que debes hacerte no es «¿por qué se niega?» sino «¿mi instrucción fue suficientemente clara?»
Una instrucción vaga paraliza. Una instrucción clara libera la acción.
Aprendiendo a formular instrucciones específicas, observables, realizables, positivas y únicas, transformas los momentos de frustración en oportunidades de éxito. Reduces los conflictos, preservas la relación, y ayudas a tu hijo a desarrollar progresivamente sus propias capacidades de planificación.
Es un cambio que requiere práctica — tendrás que reaprender a hablar de manera diferente. Pero los resultados valen el esfuerzo.
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Este artículo forma parte de una serie dedicada al acompañamiento de niños con TDAH en casa. Descubre nuestros otros artículos en el blog DYNSEO.



