Meta description: Cómo formular instrucciones claras y eficaces para las personas con síndrome de Down en centros. Frases cortas, formulaciones positivas y consejos prácticos.
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Introducción
Seguramente lo ha vivido: una instrucción que pensaba que era clara no se sigue, o se sigue parcialmente, o de una manera inesperada. Antes de concluir que hay un problema de comprensión o de motivación, pregúntese sobre la forma en que ha formulado su mensaje. Porque la manera de dar una instrucción influye considerablemente en su recepción y su ejecución.
Las personas con síndrome de Down presentan particularidades en el procesamiento del lenguaje que hacen que ciertas formulaciones sean más eficaces que otras. Comprender estas particularidades permite adaptar la comunicación y mejorar significativamente la cooperación en el día a día. Este artículo le propone estrategias concretas para formular instrucciones que serán comprendidas y seguidas, en centros ocupacionales, en hogares residenciales, en centros de educación especial o en servicios de apoyo.
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Comprender las dificultades de procesamiento de las instrucciones
La memoria de trabajo verbal
La memoria de trabajo es esa capacidad de mantener y manipular informaciones durante algunos segundos, el tiempo necesario para utilizarlas. En las personas con síndrome de Down, la memoria de trabajo verbal (la que procesa las informaciones sonoras) es a menudo más limitada que la memoria de trabajo visuo-espacial.
Concretamente, una instrucción larga o compuesta de varias etapas satura rápidamente esta memoria. La persona retiene el principio pero pierde la continuación, o se acuerda del final pero ha olvidado el principio. Cuando dice “Vas a buscar la escoba en el armario, luego barres delante de la entrada y después guardas la escoba”, la persona puede retener solo una parte de estas informaciones.
El tiempo de procesamiento
El procesamiento de las informaciones auditivas requiere más tiempo a las personas con síndrome de Down. Cuando habla, su interlocutor debe percibir los sonidos, ensamblarlos en palabras, comprender el sentido de cada palabra, captar la estructura de la frase, deducir el mensaje global. Cada una de estas etapas lleva un poco más de tiempo.
Si encadena rápidamente las informaciones o pasa a otra cosa sin dejar una pausa, el procesamiento no tiene tiempo de efectuarse. La persona puede dar la impresión de no escuchar o de no comprender, cuando simplemente necesita más tiempo.
La abstracción y los implícitos
Las instrucciones contienen a menudo elementos implícitos que consideramos evidentes. “Ordena tu habitación” supone que la persona sabe lo que “ordenado” significa para nosotros, qué objetos deben ir dónde, qué nivel de orden se espera. Estos implícitos pueden no ser compartidos.
Del mismo modo, las formulaciones abstractas o figuradas plantean problemas. “Ten cuidado”, “Pórtate bien”, “Compórtate bien” son instrucciones vagas que pueden ser comprendidas de múltiples formas o no comprendidas en absoluto. La persona no sabe concretamente qué se espera de ella.
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El poder de las frases cortas
Una idea por frase
La regla fundamental es limitar cada frase a una sola idea, una sola acción. En lugar de la instrucción compleja citada anteriormente, descomponga: “Ve al armario.” (Espere.) “Coge la escoba.” (Espere.) “Barre delante de la entrada.” Esta segmentación respeta las capacidades de la memoria de trabajo y permite un procesamiento paso a paso.
En la práctica, esta descomposición requiere un cambio de hábito. Tendemos a condensar las informaciones para ser eficaces. Pero esta eficacia aparente se vuelve contra nosotros si el mensaje no se comprende. Tomarse el tiempo de segmentar hace ganar tiempo en las explicaciones repetidas y las correcciones.
El ritmo y las pausas
Entre cada frase corta, deje una pausa. Este silencio no es tiempo perdido, es el tiempo necesario para el procesamiento de la información. Cuente mentalmente hasta tres o cinco antes de pasar a lo siguiente, o espere una señal de la persona (mirada, asentimiento con la cabeza, inicio de ejecución).
Este ritmo puede parecer lento, especialmente cuando tiene prisa. Pero recuerde que repetir varias veces una instrucción mal comprendida lleva más tiempo que darla una vez correctamente. Y la experiencia repetida de la incomprensión genera frustración y desmotivación de ambos lados.
Verificar antes de continuar
Antes de pasar a la siguiente instrucción, asegúrese de que la anterior está comprendida o en curso de ejecución. Esta verificación puede ser implícita (observar que la persona comienza la acción) o explícita (pedir que muestre, que repita a su manera).
Evite sin embargo la pregunta “¿Has entendido?” que genera casi automáticamente un “sí” poco fiable. Prefiera verificaciones concretas: “Muéstrame adónde vas”, “¿Qué haces primero?”. Estas preguntas revelan la comprensión real sin poner a la persona en dificultad.
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La potencia de las formulaciones positivas
Decir lo que hay que hacer en lugar de lo que no hay que hacer
“No corras” es menos eficaz que “Camina”. “No grites” es menos claro que “Habla bajito”. Esta diferencia no es anodina. Una formulación negativa obliga a comprender la acción prohibida, luego a transformarla mentalmente en su contrario. Es una operación cognitiva suplementaria que puede fallar.
Además, nuestro cerebro tiene tendencia a retener la acción mencionada en lugar de la negación. “No pienses en un elefante rosa” hace pensar inevitablemente en un elefante rosa. Del mismo modo, “No pegues” puede evocar la acción de pegar más que la intención de prohibirla.
Describir el comportamiento esperado
Pase de la prohibición vaga al comportamiento preciso deseado. En lugar de “Deja de hacer desorden”, diga “Siéntate en tu silla”. En lugar de “Sé amable con los demás”, precise “Habla bajito a María”. La persona sabe exactamente lo que debe hacer, sin tener que adivinar.
Esta precisión es particularmente importante en las situaciones potencialmente conflictivas. Un comportamiento inadaptado es a menudo la manifestación de una necesidad no satisfecha o de una incomprensión. Proponer una alternativa concreta ofrece una salida constructiva.
Las formulaciones inclusivas
Cuando es posible, inclúyase en la instrucción: “Vamos a ordenar juntos”, “Vamos a lavarnos las manos”. Estas formulaciones crean una alianza, sugieren que hará la acción con la persona, reducen la percepción de una orden autoritaria.
La utilización del “nosotros” colectivo es particularmente útil para las rutinas de grupo, las transiciones, los momentos en que la adhesión de todos es necesaria. Crea un sentimiento de pertenencia y de cooperación.
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Técnicas prácticas para instrucciones eficaces
Captar la atención antes de hablar
Una instrucción dada a alguien que no está atento es una instrucción perdida. Antes de hablar, asegúrese de tener la atención de la persona: llámela por su nombre, espere a que le mire, colóquese a su altura y en su campo de visión.
El contacto visual no siempre es cómodo para ciertas personas. En ese caso, una atención a la voz, una orientación del cuerpo hacia usted pueden ser suficientes. Lo importante es que la persona esté receptiva antes de que comience a transmitir su mensaje.
Acompañar las palabras con gestos
Los gestos refuerzan el mensaje verbal. Señalar hacia el lugar adonde ir, imitar la acción a realizar, mostrar el objeto concernido: estos apoyos visuales y kinestésicos ayudan a la comprensión y a la memorización. Son particularmente útiles para las personas cuyo canal visual es el punto fuerte.
Si utiliza signos estructurados (Makaton u otros), intégrelos naturalmente a sus instrucciones. “Ordena” acompañado del signo correspondiente ofrece una doble entrada a la información. Incluso sin sistema formal, sus gestos naturales ayudan a la comprensión.
Utilizar apoyos visuales
Para las instrucciones recurrentes, un apoyo visual permanente es más eficaz que explicaciones repetidas. Una ficha con las etapas ilustradas, una planificación visual, pictogramas indicando las reglas: estos apoyos pueden ser consultados en cualquier momento, tantas veces como sea necesario.
En centros ocupacionales, las fichas de puesto visuales permiten al trabajador referirse él mismo a las etapas sin volver a preguntar. En hogares residenciales, un secuencial visual de las rutinas matinales guía a la persona hacia la autonomía. Estos apoyos liberan al profesional de la repetición y responsabilizan a la persona acompañada.
Dar sentido a la instrucción
Una instrucción cuyo porqué se comprende es más fácilmente aceptada y memorizada. “Nos ponemos el delantal para proteger tu ropa”, “Guardamos las herramientas para encontrarlas mañana”, “Hablamos bajito para no molestar a los demás”. Esta explicación da sentido a la acción pedida.
Atención sin embargo a no sobrecargar el mensaje. La explicación debe permanecer simple y venir después de la instrucción principal, no antes o en lugar de ella. La acción pedida permanece en el centro, la explicación la ilumina sin ahogarla.
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Adaptar las instrucciones al contexto
En centros ocupacionales: instrucciones de trabajo
En el contexto profesional de los centros ocupacionales, las instrucciones conciernen a menudo tareas técnicas. Descomponga cada tarea en etapas simples, cree apoyos visuales para las tareas recurrentes, utilice si es posible la demostración antes de la explicación verbal.
Sea particularmente atento a las instrucciones de seguridad. Deben ser formuladas de manera positiva (“Ponte tus guantes” en lugar de “No trabajes sin guantes”), repetidas regularmente, visibles en el ambiente de trabajo. La seguridad no soporta las aproximaciones de comprensión.
Las instrucciones de calidad merecen también una atención particular. “Ten cuidado” no es suficiente. “Verifica que el borde está recto”, “Cuenta las piezas antes de cerrar la caja”, “Mira si el color es el mismo que el modelo” son instrucciones verificables y concretas.
En hogares residenciales: instrucciones de vida cotidiana
En hogares residenciales, las instrucciones tocan la vida cotidiana, la higiene, las reglas de vida colectiva. Se inscriben a menudo en rutinas que, una vez establecidas, necesitan menos instrucciones explícitas.
Para las reglas de vida colectiva, las formulaciones positivas son particularmente importantes. “Comemos juntos en la mesa”, “Hablamos cada uno por turno”, “Llamamos antes de entrar” establecen expectativas claras sin crear un clima de reprimendas constantes.
Las instrucciones ligadas a la autonomía personal (higiene, vestirse, ordenar) ganan al ser acompañadas de apoyos visuales y al aspirar progresivamente al autoguiado en lugar de la dependencia de los recordatorios exteriores.
En centros de educación especial y servicios de apoyo: instrucciones educativas
Con los niños y adolescentes acompañados en centros de educación especial o servicios de apoyo, las instrucciones sirven también objetivos educativos. Deben ser adaptadas a la edad de desarrollo, no necesariamente a la edad cronológica.
Las formulaciones lúdicas pueden aumentar la adhesión: “Tus manos van a hacer un abrazo al jabón”, “Hacemos el juego del silencio mientras cruzamos”. Atención sin embargo a no infantilizar a adolescentes que necesitan ser tratados según su edad.
La aplicación COCO PIENSA y COCO SE MUEVE, desarrollada por DYNSEO para los niños de 5 a 10 años, utiliza instrucciones adaptadas y progresivas en sus juegos educativos. Puede inspirar sus propias formulaciones y mostrar cómo instrucciones claras guían el aprendizaje.
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Gestionar las situaciones difíciles
Cuando la instrucción no se sigue
Frente a una instrucción no seguida, resista a la tentación de alzar el tono o de simplemente repetir. Pregúntese primero si la instrucción ha sido comprendida. Reformule si es necesario simplificando, acompañando con gestos, mostrando.
Si la comprensión parece adquirida pero la ejecución no sigue, interrogúese sobre los obstáculos posibles: ¿la persona es capaz físicamente de realizar la acción? ¿Está cansada, estresada, preocupada por otra cosa? ¿Hay un obstáculo ambiental? ¿La instrucción entra en conflicto con una necesidad no expresada?
La repetición de la instrucción con paciencia, eventualmente acompañada de una guía física parcial, es a menudo más eficaz que la escalada en la insistencia.
Cuando la instrucción genera oposición
Una oposición sistemática a las instrucciones puede señalar varias cosas: una necesidad de control sobre su propia vida, una incomprensión recurrente, un cansancio de recibir constantemente instrucciones, una necesidad no satisfecha que se expresa por la negativa.
Ofrecer opciones cuando es posible reduce la oposición: “¿Quieres ordenar primero los libros o primero los juguetes?”. La instrucción es la misma (ordenar) pero la persona guarda un margen de control. Esta estrategia debe ser utilizada con discernimiento, porque proponer opciones repetidamente puede también ser agotador.
Adaptar al estado de la persona
Las capacidades de comprensión y de cooperación fluctúan según el estado físico y emocional. Una persona cansada, enferma, ansiosa o perturbada tendrá más dificultades para procesar las instrucciones. En estos momentos, simplifique aún más, reduzca las expectativas, priorice lo esencial.
Reconocer estas fluctuaciones y adaptar sus exigencias no es laxismo, es realismo. Insistir en instrucciones complejas cuando la persona no está en estado de procesarlas genera fracasos que no enseñan nada y desaniman a todo el mundo.
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La importancia de la coherencia de equipo
Armonizar las formulaciones
Si cada miembro del equipo formula las instrucciones de manera diferente, la persona acompañada debe adaptarse constantemente. Esta variabilidad aumenta la carga cognitiva y los riesgos de incomprensión. Acuerden en equipo las formulaciones estándar para las instrucciones recurrentes.
Esta armonización no significa robotizar las interacciones. Cada profesional guarda su personalidad. Pero las instrucciones clave, las reglas importantes, las etapas de las rutinas ganan al ser formuladas de manera coherente por todos.
Transmitir las estrategias eficaces
Cuando descubre que una formulación particular funciona bien con una persona, compártala con el equipo. “Con Pablo, siempre digo ‘Es la hora de…’ en lugar de ‘Tienes que…’ y funciona mejor.” Estas observaciones individuales, mutualizadas, enriquecen la competencia colectiva.
Las transmisiones, reuniones de equipo, fichas individuales son ocasiones de compartir estas buenas prácticas. La formación continua permite también actualizar y perfeccionar las competencias en comunicación de todo el equipo.
La formación como palanca
La formación “Síndrome de Down en centros: Acompañamiento global” propuesta por DYNSEO consagra una parte importante a la comunicación y a la adaptación de las instrucciones. Permite comprender los fundamentos de estas adaptaciones y practicar juntos las formulaciones eficaces. Un equipo formado junto desarrolla una coherencia de práctica beneficiosa para todos.
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Estimular las capacidades de comprensión
Más allá de la adaptación: la progresión
Adaptar sus instrucciones no significa congelar las capacidades de la persona. Al contrario, una comunicación adaptada reduce la frustración y crea las condiciones para progresar. Cuando la persona vive éxitos en la comprensión y la ejecución de las instrucciones, su confianza aumenta, su motivación se refuerza.
Progresivamente, puede aumentar ligeramente la complejidad: dos etapas en lugar de una, una formulación un poco menos explícita, menos guía gestual. Esta progresión debe ser muy gradual y respetar el ritmo de cada persona.
La estimulación cognitiva
Las aplicaciones de estimulación cognitiva como JOE, desarrollada por DYNSEO para los adolescentes y adultos, proponen ejercicios que trabajan la comprensión de instrucciones, la memoria de trabajo, la atención. Estas herramientas lúdicas complementan útilmente el acompañamiento humano.
Las sesiones cortas y sin presión de JOE permiten trabajar estas competencias de manera repetida y motivadora. Los desafíos progresivos se adaptan al nivel de cada usuario, evitando desánimo y aburrimiento.
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Para recordar
> Adaptar sus instrucciones a las personas con síndrome de Down se basa en algunos principios clave: frases cortas limitadas a una idea, formulaciones positivas describiendo el comportamiento esperado, pausas suficientes para el procesamiento, apoyos visuales y gestuales complementarios. Esta adaptación no es una simplificación empobrecedora sino un respeto del funcionamiento cognitivo que favorece la comprensión, la autonomía y el bienestar.
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Conclusión
Formular instrucciones eficaces es una competencia profesional que se aprende y se perfecciona. Las adaptaciones presentadas en este artículo no requieren material sofisticado, sino un cambio de hábitos y una atención constante a la forma en que comunicamos.
Los beneficios son considerables: menos repeticiones necesarias, menos frustración de ambos lados, más autonomía para la persona acompañada, más tiempo disponible para la relación y el acompañamiento de calidad. Estas competencias comunicacionales son transferibles a todas las situaciones y enriquecen durablemente su práctica profesional.
Para profundizar estas competencias e inscribirlas en un enfoque global del acompañamiento, descubra la formación “Síndrome de Down en centros: Acompañamiento global” propuesta por DYNSEO.
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Sugerencias de enlazado interno
1. Comunicación y síndrome de Down: comprender la disimetría comprensión/expresión
2. Pictogramas y apoyos visuales: crear un entorno que facilite la comunicación
3. Signos y gestos para apoyar la comunicación en centros ocupacionales, centros de educación especial y hogares residenciales
4. Reconocer los signos de frustración comunicativa antes del desbordamiento
5. Particularidades cognitivas y síndrome de Down: tiempo de procesamiento, memoria, abstracción
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Formación recomendada:
Síndrome de Down en centros: Acompañamiento global
Aplicaciones recomendadas:
COCO PIENSA y COCO SE MUEVE (para niños)

JOE, tu entrenador cerebral (para adolescentes y adultos)
